Foros
institucionales por el derecho a la educación.
Universidad
Autónoma de Occidente, Santiago de Cali. 7 de marzo de 2012.
Por.
Hugo Hurtado Valencia[1]
La
violación del derecho a la educación es imperceptible. Reflexionar brevemente algunas
de las formas que permiten conocer cuándo y en qué medida se violenta o no este
derecho, en el caso de la educación superior, es el objeto de este artículo. Cuatro
son los aspectos que a continuación se tratan: 1) la cobertura y la calidad educativa
como medidas de la eficacia del Estado en el cumplimiento de este derecho, 2)
los estudios de trayectoria escolar para conocer y cualificar factores
personales, sociales e institucionales que inciden en el ingreso, permanencia y
egreso, con éxito, de los estudiantes en el sistema, 3) la financiación de la
educación y 4) su orientación filosófica y pedagógica.
1.
Para lo primero, la cobertura educativa bruta crece desde el año 2002 hasta el
año 2010 de 24.5% a 37,2% respectivamente; es decir se pasa de un millón de
estudiantes a un millón setecientos, aproximadamente, en ocho años.
Comparativamente y tomando como referencia solo el año 2009, la cobertura en Educación Superior es para el
nivel nacional de 35.6% (1.585.295 estudiantes) y para el Valle del Cauca 30.7% (96.861 estudiantes). Por sectores,
en el nivel nacional 55,3% de estudiantes son atendidos por el sector
oficial; mientras, en el nivel departamental, es el sector privado el que logra
atender, para ese mismo año, más población (51% aproximadamente). En uno y otro
caso el aumento de las coberturas educativas es mayormente impactado por el
ingreso de estudiantes a la formación
profesional técnica y tecnológica y por el ingreso de estudiantes a la formación profesional ofrecida por las universidades a través de
programas descentralizados. En general, y este es un punto de discusión, se
trata del aumento de coberturas educativas en los niveles más bajos de la
educación superior y bajo la modalidad de crédito educativo. El Estado
atendiendo a los indicadores de otros países prevé que se necesitan más
técnicos y tecnólogos para atender los requerimientos productivos del país. El
Estado no se contrapone a la idea de lograr que más personas alcancen los niveles de especialización, maestría y
doctorado pero pone su énfasis en niveles educativos que aportan mano de obra
calificada, en menos tiempo.
El
siguiente punto de discusión es el de la calidad. Concertados o impuestos los
estándares, el insumo básico para saber si cada estudiante, institución o
programa alcanza los parámetros establecidos, es la evaluación. Bajo esta
lógica, las instituciones de educación
superior y sus programas se certifican, los
estudiantes presentan las pruebas Saber y se “certifican”. Los agentes
certificadores o evaluadores, en el caso del ICFES y el Sistema Nacional de
Acreditación, incentivan a estudiantes e instituciones a mejorar, y refuerzan también
por esta vía, una serie de privilegios que las instituciones más socialmente
acreditadas ya tienen. ¿Asegura esto la calidad de la educación? De la
educación dominante posiblemente si, porque este esquema de evaluación,
necesario desde el punto de vista administrativo del Estado, pero a la vez
hegemónico y hegemonizante, contribuye a
generar más brechas sociales, al intentar medir con los mismos parámetros a
todos, en un país social y culturalmente diverso. Hoy hay muchas universidades
de quinta y pocas universidades de primera, tanto en el sector oficial como
privado.
2.
Más allá de la acreditación y los buenos resultados que los estudiantes
alcancen en las pruebas Saber, la calidad también está relacionada con la forma en que los estudiantes ingresan,
permanecen y egresan, sin sufrir interrupciones, del sistema educativo. En el país las cifras de deserción en
educación superior son altas (50%) y el
Estado tiene como meta reducirla 40% hasta el año 2014. Y es que la deserción
estudiantil es en esencia una forma de exclusión, una forma de segregar a unos e
integrar a otros, una forma de violentar el derecho a la educación. ¿Por qué se
desertan los estudiantes? Los estudios de Trayectoria Escolar nos dicen que el
interés y motivación de los estudiantes, los conocimientos previos, el origen
social (estrato alto o bajo), y sobre
todo el capital cultural heredado, son factores que inciden en el ingreso y
permanencia de los mismos en el sistema educativo. La universidad privilegia
los estudiantes con mayor capital cultural (estudiantes que se desenvuelven
mejor socialmente, manejan un computador, saben inglés, leen y
escriben mejor, tienen mayor relación con las ciencias naturales y
experimentales, etc.,) y excluye sistemática y silenciosamente, a quienes no
entran en esta dinámica. La educación se convierte así en un “encuentro de
elegidos”, es decir, otorga mayores beneficios y recompensas a aquellos que ya
las tienen.
3.
El otro aspecto sensible es la financiación. En Colombia las universidades
oficiales se financian con aportes directos de la nación, recursos de las
votaciones, fondo de cobertura ICETEX, aportes de las entidades territoriales y
Colciencias. Por su parte, las universidades privadas operan con pagos de los
estudiantes, créditos bancarios, aportes de otras organizaciones, ejecución de
proyectos y Colciencias. Tres son los temas que más causan polémica, en la
discusión de la reforma educativa actual: el establecimiento del ánimo de
lucro, el ingreso de capitales privados de carácter nacional o extranjero en la
educación y el traslado de la responsabilidad de la financiación de la
educación a las mismas familias a través de créditos educativos.
4.
Por último y no menos importante se tiene la orientación filosófica y
pedagógica de la educación superior. El materialismo como forma de ver,
entender y actuar sobre el mundo se ha impuesto. Los saberes y haceres que se
privilegian son los derivados de las ciencias naturales y formales. El hombre
que piensa viene siendo reemplazado en esta lógica por el hombre que hace. ¿Qué
le sucede a una sociedad y a su derecho a la educación si la mayoría de
personas se forman para el desarrollo empresarial y productivo?
Referencias
bibliográficas
PASSERON,
J.C y BOURDIEU, P. Los estudiantes y la cultura. Editorial labor S.A.
Barcelona. 1967. pp. 25-55MEN.
De
Zubiría Miguel. De Zubiría Julián. Biografía del Pensamiento. Mesa redonda magisterio. 2002.
MEN.
Sistema Nacional de Educación Superior SIENES. http://menweb.mineducacion.gov.co/seguimiento/estadisticas/principal.php?dpto=76&consulta=cobertura&nivel=14#
[1] Profesor de la cátedra de Historia de Colombia. Facultad de
Humanidades. Universidad Autónoma de Occidente.
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