Por: Hugo Hurtado Valencia.
Magíster en sociología. Universidad del Valle.
Profesor de la Universidad Cooperativa de Colombia.
Catedrático de la Universidad Autónoma de Occidente.
Agosto 25 de 2016
En Colombia nada ha resultado
más benéfico para el poder político dominante que la existencia del malo, en
este caso, las FARC. El malo ha generado héroes, impuesto caudillos ilustrados y orientado el
destino de la sociedad, en estas últimas décadas. Gracias al malo, perversas actuaciones
de gobiernos se han magnificado, engrandecido, aceptado. El malo ha sido la excusa perfecta para
justificar la pobreza, inseguridad y atraso del pueblo colombiano. ¿Por qué
Colombia es un país pobre? Porque están las Farc ¿Por qué Colombia es un país mal
educado? Porque están las Farc.
Las Farc han hecho
posible, políticas represivas, gobiernos autoritarios, impuestos y privilegios
para grupos reducidos de personas. En Colombia, los “buenos” (las élites y
gobiernos dominantes) se han venido definiendo por oposición al malo y beneficiándose, hipócritamente, de su
existencia, en la que han encontrado la razón de ser de su actuar, al menos en
cuanto al manejo del Estado se refiere.
Con la firma del acuerdo
de paz de la Habana y su probable refrendación mediante plebiscito, buenos y
malos tenderán a seguirse oponiendo y estigmatizándose; al menos por un buen
tiempo, pues la construcción sociocultural de uno como reflejo invertido del
otro, está tan arraigada que se necesita un largo periodo para experimentar
cambios.
En el mediano y largo
plazo, sin embargo, los buenos buscarán otro malo para seguir legitimando sus
discursos y saber a quién echarle la culpa cuando los resultados de sus
acciones, en términos de direccionamiento del Estado y de la sociedad
colombiana, no resulten tan bien.
Es más, afortunadamente
para quienes se han autonombrado como buenos y protectores del bien, quedan
muchos malos en Colombia y otros que están en la baraja para ocupar ese nefasto,
pero importante rol que beneficia, justifica y sostiene ese sector de la élite
colombiana que se ha convertido en un obstáculo para el cambio.
Lo bueno y lo malo, tal
como se ha venido construyendo en Colombia son un signo evidente de nuestra
precariedad y han hecho tanto daño a la sociedad, que medios de comunicación,
periodistas, intelectuales y ciudadanos del común, no han hecho más que
reproducir esta dualidad, hablando de ella, redefiniéndose en ella y contribuyendo
por esa vía, a legitimar discursos y acciones. Empero ha llegado la hora de
comenzar a diluir esta dualidad, a reconstruir nuevas posibilidades que nos
lleven a la armonía y estabilidad social. Nuevas sensibilidades humanas capaces
de romper esta dicotomía que nos ha encerrado en un círculo vicioso del que
pareciéramos no tener posibilidad de escapar. Bienvenidos sean no los buenos y
los malos sino todos los colombianos hablando, argumentando y encontrando
posibilidades creativas a la solución de nuestros problemas.
Nunca dejes de soñar ni e escribir, vive a la luz de tu sendero para buscar tu nirvana, con cariño Ricardo Prieto
ResponderEliminar