LA ENFERMEDAD DE HOBBES

Publicado en el Periódico Renovación de Santander de Quilichao

Por: Hugo Hurtado Valencia

Ahora que se encuentra en el centro del debate político, la idea aquella de si los ciudadanos de Santander de Quilichao deben elegir en octubre próximo un gobierno continuista o un gobierno de  oposición, permítaseme al respecto expresar lo siguiente: en Santander de Quilichao no hay y no ha habido en los últimos veinte años, ni oposiciones ni continuidades, al menos en cuanto a los procesos políticos y de desarrollo del municipio se refiere. Más vale, salvaguardando la honra de los buenos y buenas funcionarias y funcionarios públicos, lo que sí hemos visto es un número reducido de personas, siempre las mismas, que elección tras elección, administración tras administración, se amistan, enemistan, agrupan y desagrupan de acuerdo con las conveniencias para seguir alcanzando un solo objetivo estratégico: capturar en el nivel local al estado.   

Este número reducido de personas entre las que se cuentan ex-alcaldes, abogados, funcionarios de las administraciones pasadas y presentes, contratistas, ex-contratistas periodistas de bajo perfil y pequeñas redes clientelistas, se cambian de partido como cambiarse de camiseta: un día pertenecen a los partidos de izquierda y otro día a los de derecha, un día están casados con Dios y otro día con el Diablo, un día abogan por el liderazgo del norte del Cauca y otro día apoyan el centralismo Payanés, renuncian con facilidad a sus principios morales y son capaces como decía Hobbes, de devorar como lobos a sus propios hermanos. ¿Qué extraña enfermedad heredaron desde 1988?

Estas personas que se pelean desde 1988 el poder local y que unas veces están dentro y otras fuera, pero que en esencia siguen siendo las mismas, no representan ningún cambio ni ninguna continuidad, ni para los procesos políticos ni para el desarrollo del municipio, sino más vale su estancamiento. En verdad, si los ciudadanos de Santander de Quilichao, más allá de los chismes y coartadas de los hábiles politiqueros quieren un cambio, no pueden dejarse seguir metiendo el cuento de “elijamos el cambio en vez de la continuidad o viceversa” ¡No! Si queremos un cambio lo primero que debemos hacer es relevar esta fracasada clase dirigente y darles la oportunidad para que gobiernen los indígenas, los líderes de los sectores populares o las mujeres.  

En el caso de estas últimas, bien es conocido por la sociedad Quilichagueña que las mismas no han tenido una emergencia autónoma, pero ello no significa que no puedan despegarse de quiénes las cooptan y ordenar y gobernar con autoridad, honestidad, transparencia y responsabilidad la casa; tal como lo hemos visto en Argentina, en Chile y más recientemente en Brasil. Indudablemente sí queremos un cambio, la sociedad quilichagueña debe ser grande, trascender y darle la oportunidad para que gobierne una mujer. Con más sensibilidad social, con más amor para darle al mundo y con mayor  responsabilidad cultural aprendida, sólo una mujer y temo no equivocarme representaría un viraje importante en los procesos políticos y de desarrollo del municipio. Las condiciones históricas están dadas y sólo falta una cosa. Que las mujeres y quiénes las apoyan puedan presentarle a Santander de Quilichao una propuesta de desarrollo alternativa e incluyente que les permita llegar al poder, pero también que les sirva de escudo y de protección contra el estigma y las bajas calificaciones a las que van a ser sometidas como ha sido la costumbre en esta campaña política.    


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